CARPANTA

Rajoy nos recuerda a veces a aquel personaje de Escobar, Carpanta, que vivía debajo de un puente y que se alimentaba de un pollo asado que solo estaba dentro de su cabeza. Carpanta, que además tenía mucha prosopopeya, era capaz de comerse una raspa de sardina con la ceremonia del que vacía una nécora gallega. Aunque el plato estuviera vacío, él, a la hora de comer, se ponía una gran servilleta alrededor del cuello, tomaba el cuchillo y el tenedor y daba cuenta de unas viandas tan exquisitas y abundantes como imaginarias. Carpanta tenía un amigo, Protasio, que vivía en un tonel, y con el que compartía a menudo estos encuentros gastronómicos. La vicepresidenta del Gobierno nos recuerda a veces a Protasio por la sintonía alucinatoria que mantiene con Rajoy. Significa que como uno sale a la calle todos los días, y viaja en el metro, y acude al supermercado (donde ya le han robado en un par de ocasiones, por cierto, la moneda del carrito) y tiene familiares y amigos...